lunes, 27 de julio de 2015

Un cafe

               

“Al café comercial de Madrid que cierra hoy y nunca lo conoceré”

Tomarse un café la excusa perfecta para festejar la amistad, discutir de política, literatura, cine y cosas mejores, ese mágico ritual que no implica más que unos pesos/soles  que uno lo practica tan apasionadamente que enferma olvidando muchas veces el trabajo, algún compromiso o  el beso de la novia. Un Expreso desde la Llajta hasta esta noche Wanka pasando por Lima, Montevideo, Buenos Aires o el DF con miles de historias, alcoholes y otras caricias prohibidas, textos, poesías, cuentos con algo de jazz, blues o el flamenco amado. Como olvidar aquellos talleres Seudokrupp Saenzianos con la musa del amor y odio, aquellas noches  de los cafés de la rambla, “La diaria” con el olor a mar oriental tan característico, con los cubículos poéticos De Sousa y sus secuaces, o los del centro de Tlalpan con ese airecito azteca y sabor a papas francesas.

Un café irlandés leyendo “La noche” tan sobrio como Sáenz, enamorando con los "Inventarios" de Benedetti odiando a Mr. Hyde o viceversa , iniciando aventuras con Kapuściński para terminar mis crímenes  literarios “In Cold Blood” cantando “Mujer Noche”  o “Tu calorro” bebiendo un carajillo no cubano ni capuchino, un tequila por aquellos que cafés que se fueron y no volverán más…

Hyo 28 de Julio del 2015
Luis Guerra Montero

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